Puskas, el galáctico de la zurda mágica



Con casi 32 años, la carrera de un futbolista puede estar llegando a su fin. Pero eso no le pasó a Ferenc Purczfeld, más conocido como Ferenc Puskas. Él fue la estrella húngara que, junto a sus compañeros de selección, dominó el fútbol mundial a principios de los años 50.


Debutó en Primera Dvisión con 16 años de la mano de su equipo de la infancia, el Kispest, que después pasó a llamarse Honved. Puskas lo había ganado prácticamente todo en Hungría: Consiguió 5 títulos de Liga y fue máximo goleador en 4 ocasiones del torneo magiar. De este equipo, el Honved, salieron la gran mayoría de jugadores que integraron el combinado húngaro.


El imparable Puskas capitaneó la selección que fue conocida en el mundo entero como los “Magiares Mágicos”. En 1952 fue campeón olímpico en los juegos de Helsinki con su selección de fútbol, dos años después, en 1954 quedó subcampeón del Mundo en Suiza tras perder ante Alemania que se alzó, por primera vez, como campeona de la Copa Mundial. Los húngaros eran favoritos para ganar el Mundial en Suiza, todo el mundo se preparaba para celebrar la victoria de los magiares, pero un ajustado 3-2, sentenció a Hungría a quedar relegada en una segunda posición.


Una de las hazañas del combinado húngaro que ha quedado para la historia fue la victoria por 6-3 frente a Inglaterra, en el invencible Wembley.

Curiosamente, con Puskas en la selección, Hungría se mantuvo imbatible en su terreno durante 13 años hasta 1956, año en el que Ferenc jugó su último partido como internacional. La URSS invadió su país. Puskas, que se encontraba en Viena con el resto de sus compañeros del Honved, renegó del nuevo régimen comunista impuesto en Hungría y fue sancionado por la FIFA, lo que le supuso una inhabilitación de dos años en los terrenos de juegos.


Puskas, que tuvo que huir de su país, deambuló dos años por el mundo sin rumbo fijo. Primero vivió en Sudámerica y cuando el Real Madrid fichó por él se trasladó a España.

Por entonces, las filas del equipo blanco estaban formadas por los mejores del mundo: Di Stéfano, Rial, Gento… Y, sorprendentemente, el nombre de Puskas se añadiría a la lista en poco tiempo. El húngaro fue una estrella en toda regla en su país, pero los años pasan y durante el tiempo que estuvo fuera de los terrenos de juego su baja forma física era evidente. Tenía casi 32 años, le sobraban unos cuantos kilos y en el campo no necesitaba demostrar nada más.


Ninguno de estos factores le supuso a Puskas un problema, de hecho, se puede decir que todo lo que Puskas vivió en Madrid fue positivo: Ganó cinco Ligas, tres Copas de Europa, 1 Copa de España, 1 Copa Intercontinental y fue pichichi en 4 ocasiones.

Su zurda mágica seguía haciendo de las suyas en el Real Madrid. Dio fe de ello la defensa del Eintracht de Frankfurt, que fue superada hasta 4 veces por Puskas. Los blancos, que jugaban la final de la Copa de Europa, ganaron por 7-3. Esos 4 tantos del húngaro le convirtieron, esa temporada, en el máximo goleador de Europa, así como de las otras dos restantes competiciones.


Puskas, que no es su verdadero apellido, significa escopeta en húngaro lo que le ha valido el apodo por el que siempre será recordado: “Cañoncito Pum Pum” debido a su veloz y demoledor disparo de zurda.


Enfermo de Alzheimer y de neumonía, Ferenc Puskas murió el 17 de noviembre de 2006 en Budapest. Sin embargo, el recuerdo de la mejor zurda que deslumbró al mundo entero hace cinco décadas nunca morirá.

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